27.10.08

qué linda es la primavera, pero qué mal ubicada está! cayendo en estos meses de molestia, de quiero-que-termine-el-año-ya, de pensar en las vacaciones cada dos minutos... lo cual es mucho más difícil si hace frío, si llueve.

vacaciones, viajar. no dejo de pensarlo. ganas de hacer nada (y la paz que eso conlleva), de jugar a las cartas (cosa que sólo hago vacacionando), de mar, de montaña. ganas de dormir en el piso, despertarme porque el sol hierve la carpa y tener que salir a caminar. caminar! con los pies envueltos en curitas, claro, las alpargatas no se llevan bien con los varios kilómetros diarios.

es casi suicida escribir todo esto...
como diría edelmiro, serán mis ansias de cumbres de luz










almacén "el pasajero", iruya

10.10.08

simple



la fourmi rouge vient et, après être parti, elle te laisse en piquant.

la fourmi noire vient et, après être parti, elle te porte à sa maison.

il me semble encore très sympathique.

7.10.08

buen día


rise and shine - sunny side up - morning glory

así

10.9.08

14.7.08

Color Humano


Para mi primera reseña musical de la vida, me agarro de Color Humano que es una de mis bandas preferidas en lo nacional, heredada de mi padre que me quemó la cabeza desde antes que yo sepa decir música.


Esta fue la banda de Edelmiro Molinari, anteriormente guitarrista de Almendra, y limado total por excelencia. La primer formación tenía a Raffanelli en bajo y a Lebón en batería, con esta formación graban el primer disco. Ese mismo año Lebón se borra por completo y lo reemplaza Moro. Ante esto Edelmiro escribe "un blues para adelina", que se lo hace a Lebón y es un tema increíble. En mi humilde opinión, la huída de Lebón fue muy positiva. El segundo y el tercer disco estaban pensados como disco doble, pero terminaron saliendo por separado con poco tiempo de diferencia.

Para mí, esta banda tiene una combinación perfecta de "espacio" digamos. Con esto digo, la sensación que me genera, no es tan etérea como pasa con almendra, ni tan terrenal como me puede pasar con, por ejemplo, pappo. Esto me pasa tanto con la música como con las letras, que también mezclan frases limadas con otras muy viscerales, inclusive dentro del mismo tema.
En resumen, tiene un equilibrio muy copado en este sentido, y en todos los temas pienso "la puta, altos músicos!".


Hay mucho más para decir sobre ellos, quizás me inspire nuevamente en estos días y continúe reseñando, ojalá pueda ponerme las pilas y hablar de los discos por separado.

No se cómo se hace para que se puedan bajar los discos de acá, pero búsquenlos porque valen la pena. (si alguien me dice cómo hacer eso del link, buenísimo.)

Ojo! esta banda es sólo para tolerantes de movidas con cuelgues instrumentales siderales (?), que para mí son indispensables, pero comprendo que a algunos les cueste salir del cuadradito de la cancioncita (diminutivos a pleno).





Color Humano, 1972


....
Color Humano II, 1973..... Color Humano III, 1974

24.6.08

he said, she said



cuando uno finalmente soltó esas palabras, llegó la primavera en las voces de los pájaros, se abrieron solas todas las puertas, llovieron guirnaldas de colores y se declaró la paz mundial.

cuando el otro lamentablemente escuchó esas palabras, los automovilistas atropellaron a los transeúntes, las frutas y verduras se marchitaron en las góndolas, todos los volcanes entraron simultáneamente en erupción y las máquinas ganaron su vieja batalla al arte.

pero yo no dije ni escuché nada. entonces resulta que no llueven puertas ni primaveras de colores, y tampoco se marchitan los automovilistas ni los transeúntes en las góndolas.





18.6.08

16.6.08

la chica más guapa de la ciudad



(uno de mis cuentos preferidos del gran chinaski)

Cass era la más joven y la más guapa de cinco hermanas. Cass era la chica más guapa de la ciudad. medio india, con un cuerpo flexible y extraño, un cuerpo fiero y serpentino y ojos a juego. Cass era fuego móvil y fluido. era como un espíritu embutido en una forma incapaz de contenerlo. su pelo era negro y largo y sedoso y se movía y se retorcía igual que su cuerpo. Cass estaba siempre muy alegre o muy deprimida. para ella no había término medio. algunos decían que estaba loca. lo decían los tontos. los tontos no podían entender a Cass. a los hombres les parecía simplemente una maquina sexual y no se preocupaban de si estaba loca o no. y Cass bailaba y coqueteaba y besaba a los hombres pero, salvo un caso o dos, cuando llegaba la hora de hacerlo, Cass se evadía de algún modo, los eludía.

sus hermanas la acusaban de desperdiciar su belleza, de no utilizar lo bastante su inteligencia, pero Cass poseía inteligencia y espíritu; pintaba, bailaba, cantaba, hacía objetos de arcilla, y cuando la gente estaba herida, en el espíritu o en la carne, a Cass le daba una pena tremenda. su mente era distinta y nada más; sencillamente, no era práctica. sus hermanas la envidiaban porque atraía a sus hombres, y andaban rabiosísimas porque creían que no las sacaba todo el partido posible. tenía la costumbre de ser buena y amable con los feos; los hombres considerados guapos le repugnaban: "no tienen agallas -decía ella-. no tienen nervio. confían siempre en sus orejitas perfectas y en sus narices torneadas... todo fachada y nada dentro..." tenía un carácter rayando la locura; un carácter que algunos calificaban de locura.

su padre había muerto del alcohol y su madre se había largado dejando solas a las chicas. las chicas se fueron con una pariente que las metió en un colegio de monjas. el colegio había sido un lugar triste, más para Cass que para sus hermanas. las chicas envidaban a Cass y Cass se peleó con casi todas. tenía señales de cuchilladas por todo el brazo izquierdo, de defenderse en dos peleas. tenía también una cicatriz imborrable que le cruzaba la mejilla izquierda; pero la cicatriz, en vez de disminuir su belleza, parecía por el contrarío, realzarla.

yo la conocí en el bar West End unas noches después de que la soltaran del convento. al ser la más joven, fue la última hermana que soltaron. sencillamente entró y se sentó a mi lado. yo quizá sea el hombre más feo de la ciudad, y puede que esto tuviera algo que ver con el asunto.

-¿tomas algo?

-claro, ¿por qué no?

no creo que hubiese nada especial en nuestra conversación esa noche, era sólo el sentimiento que Cass transmitía. me había elegido y no había más. ninguna presión. le gustó la bebida y bebió mucho. no parecía tener edad, pero de todos modos le sirvieron. quizás hubiese falsificado el carnet de identidad, no sé. en fin, lo cierto es que cada vez que volvía del retrete y se sentaba a mi lado yo sentía cierto orgullo. no sólo era la mujer más bella de la ciudad, sino también una de las más bellas que yo había visto en mi vida. le eché el brazo a la cintura y la besé una vez.

-¿crees que soy bonita?- preguntó.

-sí, desde luego. pero hay algo más... algo más que tu apariencia...

-la gente anda siempre acusándome de ser bonita. ¿crees de veras que soy bonita?

-bonita no es la palabra, no te hace justicia.

buscó en su bolso. creía que buscaba el pañuelo. sacó un alfiler de sombrero muy largo. antes de que pudiese impedírselo, se había atravesado la nariz con él, de lado a lado, justo sobre las ventanillas. sentía repugnancia y horror.

ella me miró y se echó a reír.

-¿crees ahora que soy bonita? ¿qué piensas ahora, eh?

saqué el alfiler y puse mi pañuelo sobre la herida. algunas personas, incluido el encargado, habían observado la escena. el encargado se acercó.

-mira -dijo a Cass-, si vuelves a hacer eso te echo. aquí no necesitamos tus exhibiciones.

-¡vete a la mierda, amigo! -dijo ella.

-será mejor que la controles -me dijo el encargado.

-no te preocupes -dije yo.

-es mi nariz -dijo Cass-, puedo hacer lo que quiera con ella

-no -dije-, a mí me duele.

-¿quieres decir que te duele a ti cuando me clavo un alfiler en la nariz?

-sí, me duele, de veras.

-de acuerdo, no lo volveré a hacer. ánimo

me besó, pero como riéndose un poco en medio del beso y sin soltar el pañuelo de la nariz. cuando cerraron nos fuimos a donde yo vivía. tenía un poco de cerveza y nos sentamos a charlar. fue entonces cuando pude apreciar que era una persona que rebosaba bondad y cariño. se entregaba sin saberlo. al mismo tiempo, retrocedía a zonas de descontrol e incoherencia. esquizoide. una esquizo hermosa y espiritual. quizás algún hombre, algo acabase destruyéndola para siempre. esperaba no ser yo.

nos fuimos a la cama y cuando apagué las luces me preguntó:

-¿cuándo quieres hacerlo, ahora o por la mañana?

-por la mañana -dije, y me di la vuelta.

por la mañana me levanté, hice un par cafés y le llevé uno a la cama.

se echó a reír.

-eres el primer hombre que conozco que no ha querido hacerlo por la noche.

-no hay problema -dije. -en realidad no tenemos por que hacerlo.

-no, espera, ahora quiero yo. déjame que me refresque un poco.

se fue al baño. salió enseguida, realmente maravillosa, largo pelo negro resplandeciente, ojos y labios resplandecientes, toda resplandor... se desperezó sosegadamente, buena cosa. se metió en la cama.

-ven, amor.

fui.

besaba con abandono, pero sin prisa. dejé que mis manos recorriesen su cuerpo. acariciasen su pelo. la monté. su carne era cálida y prieta. empecé a moverme despacio y queriendo que durara. ella me miraba a los ojos.

-¿cómo te llamas? -pregunté.

-¿qué diablos importa? -preguntó ella.

solté una carcajada y seguí. después se vistió y la llevé en coche al bar, pero era difícil olvidarla. yo no trabajaba y dormí hasta las dos y luego me levanté y leí el periódico. cuando estaba en la bañera, entro ella con una hoja: una oreja de elefante.

-sabía que estabas en la bañera -dijo-, así que te traje algo para tapar esa cosa, hijo de la naturaleza.

y me echó encima, en la bañera, la hoja de elefante.

-¿cómo sabías que estaba en la bañera?

-lo sabía.

Cass llegaba casi todos los días cuando yo estaba en la bañera. no era siempre la misma hora, pero raras veces fallaba, y traía la hoja de elefante. y luego hacíamos el amor.

telefoneó una o dos noches y tuve que sacarla de la cárcel por borrachera y pelea pagando la fianza.

-esos hijos de puta - decía-, sólo porque te pagan unas copas creen que pueden echarte mano a las bragas.

-la culpa la tienes tú por aceptar la copa

-yo creía que se interesaba por mí, no sólo por mi cuerpo.

-a mí me interesas tú y tu cuerpo. pero dudo que la mayoría de los hombres puedan ver más allá de tu cuerpo.

dejé la ciudad y estuve fuera seis meses, anduve vagabundeando; volví. no había olvidado a Cass ni un momento, pero habíamos tenido algún tipo de discusión y además yo tenía ganas de ponerme en marcha, y cuando volví pensé que se habría ido; pero no llevaba sentado treinta minutos en el West End cuando ella llegó y se sentó a mi lado.

-vaya, cabrón, has vuelto.

pedí un trago para ella. luego la miré. llevaba un vestido de cuello alto. nuca la había visto así. y debajo de cada ojo, clavado, llevaba un alfiler de cabeza de cristal. sólo se podían ver las cabezas de los alfileres, pero los alfileres estaban clavados.

-maldita sea, aún sigues intentando destruir tu belleza....

-no, no seas tonto, es la moda.

-estas chiflada.

-te he echado de menos -dijo

-¿hay otro?

-no, no hay ninguno. solo tú. pero ahora hago la vida. cobro diez billetes. pero para ti es gratis.

-sácate esos alfileres.

-no, es la moda.

-me hace muy desgraciado.

-¿estás seguro?

-sí, mierda, estoy seguro.

se sacó lentamente los alfileres y los guardo en el bolso.

-porque la gente cree que es todo lo que tengo. la belleza no es nada. la belleza no permanece. no sabes la suerte que tienes siendo feo, porque si le agradas a alguien sabes que es por otra cosa.

-vale -dije-, tengo mucha suerte.

-no quiero decir que seas feo. sólo que la gente cree que lo eres. tienes una cara fascinante.

-gracias.

tomamos otra copa.

-¿qué andas haciendo? -preguntó.

-nada. no soy capaz de apegarme a nada. nada me interesa.

-a mí tampoco. si fueses mujer podrías ser puta.

-no creo que quisiera establecer un contacto tan íntimo con tantos extraños. debe ser un fastidio.

-tienes razón, es fastidioso, todo es fastidioso

salimos juntos, por la calle, la gente aún miraba a Cass. aún era una mujer hermosa, quizá más que nunca.

fuimos a casa y abrir una botella de vino y hablamos. a Cass y a mí, siempre nos era fácil hablar. ella hablaba un rato yo escuchaba y luego hablaba yo. nuestra conversación fluía fácil sin tensión. era como si descubriésemos secretos juntos. cuando descubríamos uno bueno, Cass se reía con aquella risa.. de aquella manera que sólo ella podía reírse. era como el gozo del fuego. y durante la charla nos besábamos y nos arrimábamos. nos pusimos muy calientes y decidimos irnos a la cama. fue entonces cuando Cass se quito aquel vestido del cuello alto y lo vi... vi la mellada y horrible cicatriz que le cruzaba el cuello. era grande y ancha.

-maldita sea, condenada, ¿qué has hecho? -dije desde la cama

-lo intenté con una botella rota una noche. ¿ya no te gusto? ¿soy bonita aún?

la arrastré a la cama y la besé. me empujo y se echo a reír:

-algunos me pagan los diez y luego, cuando me desvisto no quieren hacerlo. yo me quedo los diez. es muy divertido.


-sí -dije-, no puedo parar de reír... Cass, zorra, te amo... deja de destruirte; eres la mujer con más vida que conozco.

volvimos a besarnos. Cass lloraba en silencio. sentí las lágrimas. sentí aquel pelo largo y negro tendido bajo mí como una bandera de muerte. disfrutamos e hicimos un amor lento y sombrío y maravilloso.

por la mañana, Cass estaba levantada haciendo el desayuno. parecía muy tranquila y feliz. cantaba. yo me quedé en la cama gozando su felicidad. por fin, vino y me zarandeó.

-¡arriba, cabrón! ¡chapúzate con agua fría la cara y la polla y ven a disfrutar del banquete!

ese día la llevé en coche a la playa. no era un día de fiesta y aún no era verano, todo estaba espléndidamente desierto. vagabundos playeros en andrajos dormían en la arena. había otros sentados en bancos de piedra compartiendo una botella solitaria. las gaviotas revoloteaban, estúpidas pero distraídas. ancianas de setenta y ochenta, sentadas en los bancos, discutiendo ventas de fincas dejadas por maridos asesinados mucho tiempo atrás por la angustia y la estupidez de la supervivencia. había paz en el aire y paseamos y estuvimos tumbados por allí y no hablamos mucho. era agradable simplemente estar juntos. compré bocadillos, patatas fritas y bebidas y nos sentamos a beber en la arena. luego abracé a Cass y dormimos así abrazados un rato. era mejor que hacer el amor. era como fluir juntos sin tensión. luego volvimos a casa en mi coche y preparé la cena. después de cenar, sugerí a Cass que viviésemos juntos. se quedó mucho rato mirándome y luego dijo lentamente "no". la llevé de nuevo al bar, le pagué una copa y me fui.

al día siguiente, encontré un trabajo como empaquetador en una fabrica y trabajé todo lo que quedaba de semana. estaba demasiado cansado para andar mucho por ahí, pero el viernes por la noche me acerqué al West End. me senté y esperé a Cass. pasaron horas. cuando estaba ya bastante borracho, me dio el encargado.

-siento lo de tu amiga.

-¿el qué? -pregunté.

-lo siento. ¿no lo sabías?

-no

-suicidio, la enterraron ayer

-¿enterrada? -pregunté. parecía como si fuese a aparecer en la puerta de un momento a otro. ¿cómo podía haber muerto?

-la enterraron las hermanas

-¿un suicidio? ¿cómo fue?

-se cortó el cuello.

-ya. dame otro trago.

estuve bebiendo allí hasta que cerraron. Cass, la más bella de las cinco hermanas, la chica más guapa de la ciudad. conseguí conducir hasta casa sin poder dejar de pensar que debería haber insistido en que se quedara conmigo en vez de aceptar aquel "NO". todo en ella había indicado que le pasaba algo. yo sencillamente había sido demasiado insensible, demasiado despreocupado. me merecía mi muerte y la de ella. era un perro. no, ¿por qué acusar a los perros? me levanté, busqué una botella de vino, bebí lúgubremente. Cass, la chica más guapa de la ciudad muerta a los veinte años.

fuera, alguien tocaba la bocina de un coche. unos bocinazos escandalosos, persistentes. dejé la botella y aullé "¡MALDITO SEAS, CONDENADO HIJO DE PUTA, CALLATE YA!".

y seguía avanzando la noche y yo nada podía hacer.


Charles Bukowski

20.5.08

el parásito

.
después de dos horas de dar vueltas en la cama, mirar su panza subir y bajar al ritmo de sus ronquidos ásperos y sentir el vino en su aliento, en un arranque de bronca se levantó de la cama y gritó

-dormís como un parásito.

él despegó un ojo lagañoso, sin entender ni parte del grito que la pendeja le azotaba desde el lado derecho de la cama, de su cama, tan temprano por la mañana del domingo...

-qué te pasa?

-me pasa que estás durmiendo hace como tres horas y pareces un parásito.

ahí se acordó del tío alberto que le decía, tené cuidado si andás con pendejas, saltan para cualquier lado.

-por qué no vas a hacer un matecito? , dijo. acto seguido volvió a cerrar los ojos, con una mínima esperanza de no volver a oír esos chillidos estupidizantes...

-un matecito? vos me estás cargando?

dejó de escucharla.
mientras ella gritaba y gesticulaba exageradamente él miraba por última vez el bamboleo de esas tetas jóvenes, pensando en lo difícil que sería convencer a otra pendeja de que se vaya con él a la cama.


(basado en anécdota ajena, real y más cómica)

12.5.08

aniñada














(mi padre y yo en el citroën 3cv
)


aniñada - Aquelarre
 SOL  SIm7 
aniñada
REm7 DO7+
sin satisfacción
SOL SIm7
aniñada
REm7 DO7+
sin ningún color

DO
te encuentro
RE
en las cabinas
MIm
con preocupación
DO RE
caras, frías cabezas
MIm
animan tu voz
LAm
y al final
RE7/4 RE SOL
per derás
DO RE SOL
uh uh uh uh uh uh uh uh!!!

SOL SIm7
y en tu cuerpo
REm7 DO7+
deben continuar
SOL SIm7
nacimientos
REm7 DO7+
que te den la paz
DO RE
y estás entusiasmada
MIm
con tu nuevo amor
DO RE
las tontas seducciones
MIm
que te dan calor
LAm7 RE7/4 RE SOL
y al final perderás
DO RE SOL
uh,uh,uh,uh,uh,uh,
SOL SIm7 REm7 DO7+
aniñada sin satisfacción