anoche volvía bastante agotada a casa, era miércoles, había llovido bastante, y las avenidas estaban particularmente vacías, ni hablar las calles. los únicos humanos que vi, aparte de un par que iban encapsulados en sus autitos, fueron unos linyeras y los rolingas de siempre tomando birra en alguna esquina de la avenida díaz vélez, frente al parque. claro, el quiosco de la esquina vende birra.
de repente, escuchando alguna canción de mierda que sonaba en la radio del bondi, sentí un cariño a la ciudad que no sentía desde antes de irme de viaje, desde mucho antes de irme de viaje. digamos que hace varios meses que no sentía eso, quizás hasta un año, o más... pero la vi tan vacía, tan llovida, tan miércoles/jueves a las 3 de la mañana, como para salir a caminar y descubrir cosas nuevas en cuadras repetidas del barrio.
tan extraños me resultaron estos pensamientos, que inclusive me dieron ganas de escribir al respecto. esto me resultó bastante intrigante, ya que no es generalmente mi manera de expresarme. de hecho, me intrigó lo suficiente como para hacer caso a esa gana, y sentarme a escribir.
